Sin lugar a dudas,
la opción más económica es el empleo de la luz natural, disminuyendo su irradiancia
(20-50%) mediante el agregado de mallas de sombreado («saram»). No obstante, en
aquellas latitudes donde el nivel medio
de luz natural es bajo y los días son cortos durante una parte considerable del
año, la luz artificial puede ser aplicada como complemento de la luz natural.
Las lámparas tubulares fluorescentes del tipo «luz día» son empleadas en horticultura para
prolongar el fotoperíodo.
Asimismo, las lámparas
tubulares de sodio alta presión presentan
una distribución espectral de la energía adecuada para estimular
fotosíntesis y se emplean para tal fin en una amplia variedad de cultivos. La luz
suministrada a los cultivos debe ser evaluada en cuanto a la calidad,
intensidad y período de suministro. La respuesta morfogé-nica de un explante
puede variar según si se le proporciona luz o no. Para estimular la formación de
callo, es común que se prefiera la oscuridad. El suministro de luz favorece la
diferenciación de órganos.
BIBLIOGRAFIA
- http://www.argenbio.org/adc/uploads/Libro_INTA_II/Parte_I.pdf
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